Balance de Ciberseguridad 2024 | Incibe

El Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) ha publicado su balance anual de ciberseguridad y los datos no dejan lugar a dudas: las empresas en España están más expuestas que nunca a las amenazas digitales. En 2024, se gestionaron 97.348 incidentes de ciberseguridad, lo que supone un aumento del 16,6% respecto a 2023. Pero el foco más preocupante está en el tejido empresarial.

De esos incidentes, 31.530 afectaron directamente a empresas, frente a los 22.000 registrados en 2023. Esto representa un crecimiento interanual del 43%, el mayor salto de los últimos años.

Las empresas, objetivo prioritario

El dato es especialmente crítico si consideramos que, por primera vez, las empresas acumulan casi un tercio del total de los incidentes gestionados por INCIBE. Esto indica una tendencia clara: los actores maliciosos están profesionalizando sus campañas y focalizándose en objetivos económicos, buscando puntos débiles en organizaciones que, en muchos casos, aún no han adaptado sus defensas al nuevo contexto.

Además, los operadores de servicios esenciales —empresas responsables de sectores estratégicos como salud, energía, transporte, financiero o agua— han sufrido un aumento del 44% en ciberincidentes, una cifra preocupante si se considera el impacto que un ciberataque puede tener en la vida cotidiana de millones de personas.

Más amenazas, más impacto: un ecosistema empresarial bajo presión

Entre las amenazas más habituales detectadas por INCIBE en entornos empresariales se encuentran:

  • Intrusiones y accesos no autorizados a sistemas internos, muchas veces aprovechando vulnerabilidades no parcheadas.

  • Ataques de ransomware, que bloquean operaciones y exigen pagos para recuperar datos.

  • Fraudes en comercio electrónico, que afectan tanto a los vendedores como a los consumidores.

  • Phishing dirigido, cada vez más sofisticado y personalizado, para obtener credenciales corporativas.

Esta evolución refleja un ecosistema en el que los ciberataques no son hechos aislados, sino parte de campañas sistemáticas que buscan interrumpir procesos, robar información confidencial o extorsionar económicamente a las organizaciones.

Qué nos revela este crecimiento interanual

Más allá del dato del 43%, el incremento de ataques a empresas refleja una brecha creciente entre la velocidad a la que evolucionan las amenazas y el ritmo de adaptación de las defensas corporativas. En muchos casos:

  • La inversión en ciberseguridad sigue siendo reactiva y no estratégica.

  • Los protocolos de respuesta no están definidos o no se prueban regularmente.

  • La formación del personal sigue siendo una asignatura pendiente.

  • Las pequeñas y medianas empresas son especialmente vulnerables por falta de recursos o acceso a servicios especializados.

Este desfase convierte a muchas organizaciones en “objetivos fáciles” para atacantes que automatizan sus campañas y escanean constantemente vulnerabilidades.

Reforzar la resiliencia: un reto urgente

En este escenario, la ciberseguridad deja de ser un “asunto de IT” para convertirse en un tema transversal de negocio. Algunas claves para abordar esta realidad con eficacia:

  • Adoptar una estrategia de defensa en profundidad, con controles técnicos, organizativos y humanos.

  • Invertir en formación continua, especialmente para perfiles no técnicos.

  • Auditar y actualizar las infraestructuras, priorizando los activos más críticos.

  • Desarrollar y probar planes de respuesta a incidentes, incluyendo simulacros.

Conclusión

El informe de INCIBE pone cifras a una realidad que muchas empresas ya viven en carne propia: la amenaza digital es creciente, sofisticada y constante. Y aunque ninguna organización está completamente a salvo, sí puede estar mejor preparada.

En 2025, proteger una empresa ya no pasa solo por un buen antivirus. Pasa por una cultura de ciberseguridad, una visión estratégica y una capacidad real de respuesta. Porque cuando la amenaza es constante, la resiliencia lo es todo.

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